Margarita Landi vio cosas que jamás creeríamos. No le hizo falta viajar más allá de Orión. Tampoco necesitó que los Rayos-C brillaran cerca de la Puerta de Tannhäuser. Lo hizo todo sin salir de España.
Supo poner la lupa sobre un aspecto terrenal tan antiguo como la Humanidad. Fue, durante más de cuatro décadas (empezó en 1947), una referencia en la información sobre sucesos en España. Se abrió paso en un mundo complicado -no solo por lo sórdido- y abrió el camino para las miles de mujeres periodistas que se fueron incorporando a la profesión.
Una gran periodista. Una mujer sofisticada que fumaba en pipa. Que sabía que se puede matar por cualquier motivo. E, incluso, sin motivo.
Lo que Margarita Landi no vio venir fue que, 15 años después de su muerte, daría nombre a unas zapatillas. Y que esas zapatillas generarían un movimiento popular para que una calle lleve su nombre. Para que su memoria no se diluya como lágrimas en la lluvia.